viernes, 4 de febrero de 2011

Exposición "My life, my way" de Celia Reolí García

Esta tarde se  ha inaugurado una nueva exposición en la Sala de usos múltiples del museo municipal "Ermita de San José". La exposición fotográfica "My life, my way", de Celia Reolí García promete ser mucho más que una simple exposición. 
En el siguiente párrafo Bartolomé Medina Abellán nos explica quien es esta joven de tan solo 16 años: 

"No es un hecho infrecuente la aparición de artistas muy jóvenes que desarrollan un estilo reconocible desde el primer momento de su carrera. Arthur Rimbaud escribió la mayor parte de su obra antes de los veinte años, lo que no fue un obstáculo para considerarlo entre los tres o cuatro mejores poetas del siglo XIX francés. La razón no estriba en la supuesta “frescura” o descaro de las obras del artista prematuro, sino en el cultivo de una sensibilidad que se abre paso por ella misma.
No cabe duda de que Celia Reolí es una artista en ciernes. Con tan sólo dieciséis años ha desarrollado un código visual propio a través de la fotografía tan complejo como coherente, un rico sistema de referencias donde combina las tendencias más recientes de la estética contemporánea con un sustrato que echa raíces en las contraculturas europeas de los años sesenta. En la obra de Celia se puede rastrear, como un camino sinuoso en el tiempo, la huella del cine de Fassbinder, el estilo formal de la Nouvelle Vague francesa o los ambientes urbanos alemanes del primer Wim Wenders. Quizá sus fuentes no hayan sido de primera mano, puesto que el acceso en la actualidad a tales documentos para un adolescente es difícil, pero la impronta que estos creadores dejaron en otros ha conseguido formar parte de la cultura artística de nuestra creadora. Lejos de convertirse en mera consumidora, Celia ha hecho lo que no hacen miles de jóvenes muy cultos saturados de múltiples referencias musicales y plásticos que no son capaces de producir un discurso propio. Celia no se ha convertido en aquello que Braudrillard definió como simple antena receptora incapaz de procesar la información, modelo paradigmático de ciudadano urbanita del mundo occidental del siglo XIX. Muy al contrario, ha triturado todas esas referencias y ha construido su propio mundo, que las interpreta y somete a crítica implacable con una mirada afilada y mordaz. Si todo ello lo ha hecho de forma casi intuitiva, buscando aquí y allá en el enorme basurero de referencias de Internet y los medios de comunicación alternativos, ¿qué no conseguirá cuando acceda de primera mano a los referentes de la alta cultura que se encuentran en el origen de nuestra forma de ver el mundo?
En las fotografías de Celia encontramos clara y sorprendentemente expuestos problemas filosóficos actuales como la nueva definición del concepto de límite a través de la representación de los tiempos y los espacios intermedios; la puesta en escena del concepto de no-lugar; la mitificación del espacio cotidiano propio y la esfera íntima como último refugio del yo; una reflexión seria sobre el cuerpo como superficie de representación o la re-codificación de viejos símbolos de rebeldía que han sido capturados por el lenguaje publicitario.
La familiaridad de Celia con la cámara, que nos hace recordar las obras de Diane Arbuss o Cindy Sherman, es también sorprendente, así como su capacidad para extraer de sus modelos (amigas a las que convence para posar) las poses más naturales al tiempo que adecuadas a su estilo. Para finalizar me quedo precisamente con la frase de una de sus amigas: “Te lo digo muy en serio, Celia es un diamante en bruto”.
Contribuyamos pues a que ese diamante nos pueda aportar con el tiempo todo su brillo."